¿De qué va Dark Souls?

IRA
4 min readJun 15, 2019

Dark Souls es el juego (y la saga) más comentado de los últimos años pero, lo que apenas se comenta, es que es un juego sobre la desmitificación. Los dioses son tan imperfectos como los humanos. Los héroes no lo son por nacimiento. La tan debatida dificultad es una consecuencia de esto, no un fin en si mismo.

¿Por qué Dark Souls es un juego sobre desmitificar?

En Dark Souls los dioses no son lo que aparentan. Empezando por Gwyn, el enemigo final del juego y señor de todas las deidades. Al intentar evitar que la llama del mundo se apagase fue consumido y ahora no es más que el señor de las cenizas, un ser sin voluntad propia. Y si este, el más poderoso de todas las deidades, ha sido corrompido, la suerte que han corrido las otras divinidades no es distinta: Nito, el señor de los muertos, ha perdido el control de las catacumbas a manos de un nigromante; Seath, el dragón blanco, cegado en su búsqueda de la inmortalidad ha enloquecido, confinándose en su castillo y realizando los más oscuros experimentos con doncellas secuestradas; los Cuatro Reyes fueron consumidos por el abismo y sellados en su propia ciudad, ahora una tumba habitada por fantasmas; la bruja de Izalith, al intentar clonar la llama fue consumida por el caos, maldiciendo a todo su reino y descendencia.

No es casualidad que el último tramo del juego nos dediquemos a matar dioses, que cada uno de estos dioses haya sido corrompido de alguna manera y que, encima, para cada enfrentamiento contra un dios (algo supuestamente elevado) no ascendamos sino que descendamos (al abismo, a la cueva de cristal, a lo más profundo de las catacumbas o al propio infierno).

Tampoco es casualidad que todas las historias de los personajes secundarios acaben mal, a excepción de casos como el de Patches la hiena, la gata Alvina y las serpientes primigenias. Los únicos que no se guían por misiones heroicas o elevadas, solo por intereses propios.

Por último, nos queda el tratamiento que se da a los héroes. Al igual que con los dioses, descubrimos que la leyenda de Artorias no es tan cierta como nos la cuentan. La leyenda que habla de un héroe que cruzó el abismo y frenó su expansión, la realidad es que fue consumido por él y somos nosotros (un no-muerto cualquiera) los que realizamos esa tarea. Qué gracioso el revisionismo histórico, la realidad de lo sucedido frente a las leyendas que prevalecen.

En contraposición a la leyenda de Artorias, el caballero Solaire. Este personaje fue increíblemente malentendido por los propios fans de la saga. Cuando en Dark Souls 3 se desmontaba la teoría de que fuera el primogénito de Gwyn, muchos se decepcionaron. ¿Cómo un personaje tan querido no era nadie en su tan preciado lore? Lo que realmente no sabían (o no querían ver) es que esto ya se nos contaba en el primer Dark Souls. A lo largo de la partida nos vamos encontrando con el caballero Solaire, un tipo optimista y que no dudará en ayudarnos siempre que pueda. Conforme avanza su historia nos van soltando pistas de que este caballero anónimo quizás esté emparentado con las deidades, por qué si no iba a ser tan poderoso. Pero finalmente, cuando lo encontramos en las ruinas de los demonios completamente loco y nos vemos obligados a matarle, descubrimos la verdad. Estas son las descripciones del equipo de Solaire que obtenemos tras su muerte:

Yelmo de Solaire de Astora, caballero de la Luz Solar. Es de buena calidad, pero no posee ningún poder reseñable. La excelencia de Solaire como caballero se basaba únicamente en su riguroso entrenamiento, teniendo en cuenta la naturaleza vulgar de su equipo.

Talismán de Solaire de Astora, Caballero de la Luz Solar. Lleva un símbolo sagrado, creado por el propio Solaire. Este talismán proyecta la fe inquebrantable y ejemplar de Solaire.

Espada recta de Luz Solar. Esta espada larga convencional, perteneciente a Solaire de Astora, es de la alta calidad, gracias a su espléndida forja y a los cuidados recibidos. Es fácil de usar y práctica, aunque seguramente no esté a la altura de su nombre.

Escudo de Solaire de Astora, caballero de la Luz Solar. Está decorado con un símbolo sagrado, obra del propio Solaire, pero carece de poderes divinos. Parece ser que las increíbles hazañas de Solaire eran el resultado de su esfuerzo y nada más.

Poco más que añadir.

Y esto nos lleva al caso más claro de desmitificación que tiene Dark Souls: nuestro propio héroe.

Al comienzo del juego nos encontramos con un punto común de los juegos de aventuras. Una voz en off nos habla de una antigua leyenda y nos cuenta que somos el elegido, destinado a viajar a la tierra de los dioses para salvar al mundo. Pero nada más llegar a Lordran el primer personaje que nos encontramos es el Caballero alicaido. “¿Tú también has venido por la leyenda del no-muerto elegido?” No somos los primeros en llegar, ni mucho menos somos los elegidos. Avanzamos en nuestra partida y parecemos de todo menos héroes. Nuestros enemigos casi siempre nos superan en fuerza y tamaño. Morimos y volvemos a morir, una y otra y otra y otra vez. Nos pasamos el juego descendiendo. De nuevo, no es casualidad que exista una zona llamada Las Profundidades y no sea ni de lejos el punto más profundo del juego. Nos revolcamos por el barro, cruzamos cloacas y ciudades infestadas. Pero finalmente, solo gracias a nuestra iniciativa de querer continuar, conseguimos sobreponernos a todo. Esto es lo que nos hace verdaderamente héroes. No lo que se cuenta en las leyendas, no el ser elegido de los dioses. Simplemente el trabajo duro y nuestro empeño en no rendirnos. Eso es de lo que va Dark Souls, eso es lo que nos enseñó Solaire.

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