Spoilers importantes de Know by Heart. Recomiendo encarecidamente jugarlo antes de leer el texto. Es corto y merece mucho la pena.
La primera mitad es un collage extraño de mecánicas y decisiones sin aparente conexión salvo la temática. Otro viaje de nostalgia. Una recreación del pueblo de procedencia de los autores, una reunión de antiguos amigos, paseos por lugares conocidos para revivir anécdotas, metáforas risibles en su falta de ambigüedad. ¿En serio? ¿Un reloj que va marcha atrás? ¿Explotar pompas de jabón para acceder a recuerdos de la infancia? ¿Encajar fragmentos de fotografías antiguas como un puzle a modo de simular el acto de hacer memoria?
La sensación que da este primer tramo es el de recrearse en esa revisión edulcorada del pasado. Hasta el protagonista tiene una segunda oportunidad con su primer amor que casi parece una excusa de los autores para cumplir una fantasía juvenil.
Y surgen dudas de para qué ciertas decisiones. ¿Para qué el trabajo en la estación escribiendo nombre y apellidos de los pasajeros? ¿Para qué el minijuego a la hora de servir el té de acordarnos cómo lo toma cada uno? ¿Para qué la escena del padre borracho al comienzo del juego?
Entonces llega la segunda mitad y se revela el giro de Know by Heart: esto no va de recordar sino de olvidar. De golpe todo lo hecho hasta el momento
vuelve con un peso inesperado. Cada anécdota, cada fotografía antigua, cada recuerdo viene ahora con la fuerza que le da el olvido. Y esta vez no como metáfora barata sobre el paso del tiempo o la demencia, sino como una fuerza inevitable que arrastra a todos consigo.
No se queda ahí sino que muestra las consecuencias de este olvido. Para sus autores, los recuerdos no son solo anécdotas graciosas que cuentas con tu gente, sino puentes que te unen a estas personas. Hay un momento clave en el que uno de sus personajes tiene la idea de colocar un gran tablón en el centro del pueblo en el que cada persona incluye una fotografía con un amigo, su pareja, un familiar, una breve descripción aclarando su relación y un hilo uniendo esa fotografía a otra con la misma persona y a su vez esa otra con otras fotografías. El resultado acaba siendo un gran mural comunitario de toda la gente del pueblo entrelazada.
Esta conexión entre las personas no deja de ser una serie de recuerdos compartidos. Borra estos recuerdos y borras la conexión, la familiaridad se transforma en frialdad y la comunidad desaparece. Aquí uno puede establecer paralelismos con la propia experiencia, ese amigo al que estabas muy unido y que el paso del tiempo os convirtió en extraños, pero llegado a este punto al juego no le interesa establecer analogías y se centra en el acto en si mismo del olvido. En esa fuerza que arrastra a todos en silencio.
Hacia el final, en una carrera desesperada sin rumbo por un pueblo cubierto de niebla buscamos junto a nuestra amiga de la infancia cada lugar reconocible, cada espacio que guarde cualquier recuerdo en un último intento desesperado de no caer al vacío. Know by Heart no termina con una moraleja simplista sino con una duda existencial que cada uno tendrá que responder por su cuenta. Es aterrador de la forma más cruda, la de hacernos conscientes.
